viernes, 24 de mayo de 2013

Armas de destrucción masiva y sus efectos.

No es nuevo el uso de armas por la humanidad, desde tiempos muy antiguos la humanidad ha creado armas para satisfacer diferentes necesidades, antes cumplía funciones de cacería de animales para alimentarse y la  protección de animales o de otros seres humanos, somos seres humanos, somos bélicos por naturaleza.  Lo que sí es una novedad es el alcance de las actuales armas de destrucción masiva, con la capacidad de dañar de manera irreversible los ecosistemas del planeta.  

Durante la segunda guerra mundial se redujo  en un 38 % la productividad agraria de 10 países en un corto plazo, en el sur de Vietnam  los herbicidas químicos destruyeron por completo 15 000 km de manglares y causaron daños en otros 15 000 km.
El desarrollo de la tecnología ha contribuido a la creación de armas cada vez más sofisticadas, hay armas capaces de infringir graves daños ambientales es el de los agentes biológicos, los cuales están diseñados para propagar rápidamente enfermedades altamente infecciosas entre las tropas de los oponentes y la población.
Las explosiones nucleares despiden enormes cantidades  de radiaciones, las cuales toman forma de pequeñas partículas, que puedan ser  mortales no solo por minutos, días o semanas, si no por años o incluso siglos,  ejem: la vida media (tiempo requerido por la radioactividad  de un elemento  dado para decaer a la mitad de su valor inicial) del isotopo del plutonio 239 es de 24 000 años.  La radiación  externa se contrae al exponerse a las partículas  suspendidas en el aire  o depositadas  en la superficie  y resulta en graves quemaduras, ataxia (pérdida del control motor) desordenes inmunológicos y hematológicos, alopecia (caída del tejido piloso) y la muerte. La radiación interna se contrae  al ingerir o respirar materiales contaminados que pasaron a la cadena alimenticia de las plantas al hombre. Las consecuencias pueden resultar en leucemia, lesiones tiroideas, daños óseos o alteración genética en los órganos reproductores dañando así no solo a los presentes sino también a los aun no nacidos.

Otras armas nucleares tácticas, usadas en escenarios locales, presentan adicionalmente otra fuente de radiación, un ejemplo es la bomba de neutrones la cual esta diseñada para matar a los seres vivientes y dejar intactos a los objetos inanimados, este puede causar grave daño a la biota y a los ecosistemas, desde mamíferos y aves hasta la vegetación, incluyendo a los microorganismos. El alcance del impacto ambiental de tales armas s muy severo. Por ello las armas nucleares poseen potencial para una “catástrofe ecológica” la cual no tiene precedente en la historia del mundo.

Cada año durante los últimos treinta años, de 5 al 8 % de la producción total mundial ha sido dirigida a gastos militares. Se calcula que en la  actualidad alrededor de 50 000 ojivas nucleares  se hallan desplegadas y su potencia explosiva combinada equivale aproximadamente un millón de bombas como las que cayó sobre la ciudad de Hiroshima en 1945.

La moderna tecnología tiene la capacidad de destruir el planeta Tierra no solo a través de daño y devastación  que causa durante el combate, sino también a través de la utilización de autenticas armas ambientales y geofísicas. Desde siempre el hombre ha tratado de dominar al medio ambiente y no ha tenido éxito, pero ahora el conocimiento científico le da la posibilidad de hacer realidad el ancestral anhelo y ya es posible realizar ciertas modificaciones geofísicas.
Ante esto está latente el peligro de destruir el planeta y no darles oportunidad a nuestras futuras generaciones, e incluso borraremos la huella de nuestros antepasados.

Daniel Millàn
Sofìa Alvarado
Lorena Rubio


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